Entre 1962 y 1965, el Pbro. Roberto Salido propone la Espiritualidad de la Cruz y la plasma en la oración del MJC:
CORAZÓN DE CRISTO: ROCA, FUERZA Y SALVACIÓN NUESTRA
La primera clave es la aceptación a Cristo, consciente y responsablemente. Aquí reside la mística. Aquí nos forjamos como hijos, hermanos y señores. Se acepta a Cristo como roca y cimiento de todo, como base/motor de nuestra salvación.
QUEREMOS VIVIR PARA TI
La fe cristiana es una vivencia real y no una aceptación teórica. Queremos ser seguidores de Cristo, sus discípulos y poder experimentarlo como roca, fuerza y salvación.
QUEREMOS QUE NUESTRAS ACCIONES, SUFRIMIENTOS Y ALEGRÍAS SEAN PARA TI
Cristo no tiene que ofrecernos, simplemente todo lo que constituye nuestra vida, toda nuestra persona se ofrece; de esta manera habrá una relación, una persona en relación con Dios.
PARA QUE UNIDOS NUESTROS CORAZONES CON EL TUYO, EN AMISTAD PERFECTA, NUESTRA VIDA ENTRA SEA UN CONSUELO A TU CORAZÓN
El unir corazones es una unión radical y en el corazón está todo lo humano de mi ser. se busca una amistad perfecta en donde no falta nada. En el corazón también reside el dolor. El dolor de Jesús proviene de su amor al Padre pero también de su amor y solidaridad con los hombres. En este dolor proveniente del amor y compartiendo esa amistad, buscamos ser con nuestra vida la parte que le consuele y dé fuerza a esa amistad.
HAZ QUE SEPAMOS VIVIR INTENSAMENTE NUESTRO SACERDOCIO DE BAUTIZADOS
La mística reside en una sola palabra: SACERDOCIO; el sacerdocio de Cristo al Padre y a los demás. Con respecto al Padre, es una obediencia filial; con respecto a los hombres, es solidaridad: hace suya la realidad de los hombres. La mística del MJC reside en vivir este sacerdocio hasta las últimas consecuencias, como Cristo que entregó su vida, que es lo más preciado del hombre. Es una invitación a vivir lo que adquirimos con el bautizo: ser Profeta, Sacerdote y Rey.
PARTICIPANDO ACTIVAMENTE EN LA SAGRADA LITURGIA
La liturgia es el ejercicio del sacerdocio de Cristo. Debe ser centro en la vida del MJC. Hacer de la Eucaristía nuestra vida y de nuestra vida una Eucaristía. El fruto del sacerdocio es la reconciliación de los hombres con Dios para que el hombre esté en comunión con Dios y con los hombres, implicando con ello el Reino de Dios. Somos partícipes del sacerdocio de Cristo para construir la comunión, y todo esto con base en el amor.
PROLONGANDO HASTA NUESTRA PROPIA VIDA LA MISA QUE ES TU SACRIFICIO
La misa no está concluida si no lo queremos, si no hacemos que sea trascienda y sea vida en nuestras vidas.
ACTUANDO COMO APÓSTOLES DEL MUNDO DE HOY COMO TÚ NOS HAS MANDADO HACERLO
Como consecuencia detono lo anterior, es necesario ejercer en vida nuestro ser profeta y anunciar en nuestro mundo tu mandato.
PARA QUE EL ESPÍRITU SANTO REINE POR LA GRACIA Y LA CARIDAD
El Espíritu Santo es el que arma todo y nos mueve para hacer la comunión. Por esto, es Jesús Cristo "el ungido" o lleno del Espíritu y por el Espíritu actúa. Debemos saber llamar al Espíritu para poder ejercer el sacerdocio, alimentado y lleno del amor.
EN LOS CORAZONES DE TODOS ESPECIALMENTE EN EL DE TUS SACERDOTES
Los sacerdotes impulsan a vivir el sacerdocio y necesitan una atención especial para poder transmitir el mensaje.
CONCÉDENOS SENTIR SIEMPRE A NUESTRO LADO LA PRESENCIA MATERNAL DE MARÍA
Como madre de Cristo y tremendamente respetuosa del Hijo. Con María todo, sin ella nada.
COMO LA TUVISTE TÚ AL PIE DE TU GLORIOSA CRUZ
Sentir a María en el momento culminante.
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